Viaje Terrenal

Una visita al Museo Ghibli

Studio Ghibli es un estudio japonés de animación creado por Hideo Miyazaki que, considerado uno de los mejores del mundo, ha hecho películas como El viaje de Chihiro o Mi vecino Totoro entre tantísimas otras.

Sus películas a simple vista parecen infantiles e inocentes pero no lo son. Todas tienen una trama subyacente de temas sociales, políticos, morales (como el contraste entre la industrialización y la naturaleza o los conflictos personales traídos por la guerra). Además Miyazaki es un romántico de la técnica que, rechazando los avances traídos por la digitalización, hace todas las películas dibujadas y animadas __ a mano__ cuadro por cuadro.

El museo es un homenaje al mundo de la animación y en cierta manera un anti-museo. Es un lugar donde las piezas no están colgadas en las paredes y juntando polvo sino que la obra es la interacción misma entre el visitante y el museo, permitiendo que cada persona que lo visita lo haga a su ritmo, sin un recorrido predeterminado y que el solo hecho de entrar en él te transporta a los mundos mágicos que llegamos a ver en las películas de Ghibli. Y por sobre todo, es un lugar imperdible para cualquier persona que visite Tokyo.

Mitaka, el barrio en donde está el museo, es pintoresco, singular y lleno de personalidad que nos sorprendió desde el momento en que nos bajamos del tren. Encanta con pequeños detalles como los canales bordeados por robusta vegetación, con sus callecitas y su arquitectura pintoresca, con sus negocios, restaurantes y cafés tan simpáticos y amigables como solo los japoneses saben hacer.

El Museo Ghibli se encuentra dentro de un parque lleno de naturaleza y mucho verde. Es una construccion de 3 pisos que simula una casa pero a su vez tiene una arquitectura muy diferente a cualquier otro edificio. Es una fusión de las casas de piedra de Santorini con elementos en madera propios del estilo medieval y vitrales de catedrales góticas, lleno de detalles únicos y referencias a escenarios y personajes de las películas que te hacen sentir estar inmerso en una de ellas.

Puerta con detalles de Totoro

Dentro del museo no se pueden sacar fotos. Un poco porque uno estaría fotografiando todo sin avanzar ni un poco y otro poco para mantener la magia intacta. De modo que a continuación, les vamos a contar cómo es y mostrarles algunos detalles que logramos capturar para un hermoso recuerdo.

La entrada del museo da a la entrada de un parque lindero y después de pasar un enorme portón de hierro, lo primero que te recibe es un Totoro de peluche en tamaño humano. Es como si estuvieran adelantánndote que estás a punto de entrar dentro de un mundo en donde todo es posible y la imaginación es el límite.

Después de pasar el área de recepción y boletería, el primer ambiente que te recibe es el más grande del museo: un hall de 3 pisos de altura, con un ventilador gigante que se mueve con la misma lentitud que te despierta esa habitación. Es que estando allí, te dan ganas de frenar por horas a ver todos los detalles que tiene dentro: una torre de reloj enorme con unos pájaros posados sobre su techo, escaleras y balcones que te dejan entrever las habitaciones de los pisos superiores y tantas puertas en la planta baja que te hacen dudar de por dónde empezar a recorrerlo, queriendo separarte en 5 personas distintas e ir a todos lados al mismo tiempo.

Torre del reloj que se ve desde el HallPajaro en la torre del hall

En ese mismo hall hay un ventanal circular de vidrio que asoma a una pequeña habitación de paredes blancas (y autografiadas por los más grandes animadores del mundo como John Lasseter, entre otros) que contiene un enorme proyector de cine. Al lado del ventanal está la entrada a la sala de proyección: Un microcine con el techo pintado de cielo (como en El viaje de Chihiro) en donde se proyectan cortos hechos por el estudio exclusivamente para los vistitantes del museo que van rotando mes a mes.

Cada uno de los distintos ambientes que tiene el museo (todos conectados por este hall central) tiene su propia función y personalidad: Una de las habitaciones está repleta de jugetes, maquetas y artilugios varios que el propio Miyazaki de joven buscaba llevar a papel y dar vida a través de sus dibujos. Otra enorme habitación está dedicada a la historia de la animación y allí podemos ver distintas maquinarias, técnicas y tecnologías utilizadas a lo largo de los años relacionadas con la proyección o la filmación de películas animadas.

Maqueta de un submarino imaginarioMaqueta de un avión imaginario

Uno de los ambientes que más nos llamó la atención fue lo que sería el área de trabajo de un animador del estudio. Tenía un escritorio repleto de papeles, pinceles, lápices y pinturas de todo tipo, forma y color. Las paredes estaban completamente cubiertas de pinturas originales usadas en los fondos de las películas de Studio Ghibli y mesas con gordísimas carpetas de folios llenas de los storyboards originales dónde escribe sus películas (No escribe guiones, desarrolla la trama en los propios storyboards que boceta él mismo) y muchas muchas fotos que utilizó de referencia para pintar luego los escenarios, paisajes y elementos que le dan marco a sus historias

Desde el primer piso se puede salir a un balcón que da al exterior y subiendo por una escalera caracol oxidada y repleta de plantas enredaderas se llega a la terraza. Es un lugar que da la sensación de estar en medio un parque selvático porque está llena de naturaleza, enormes árboles y plantas por doquier, con pequeños caminos de piedra que la recorren y en donde se encuentra un robot de hierro (de unos 4 o 5 metros de altura) de la película Laputa: Castillo en el aire , que se ve por encima del edificio al verlo desde lejos.

El robot de hierro de la terraza

Cabeza del robot giganteEl robot gigante de espaldas

Si te podemos dar un consejo, es que lo recorras con los ojos bien abiertos. Porque en todo momento podés encontrarte con detalles únicos ubicados en todo el edificio que pasan de largo si no los ves y no lo podes creer si los ves. Hay pequeñas puertas -con picaporte y todo- hechas a escala de un ratón, ventanales a mundos imaginarios pintados sobre las paredes, trabajos ornamentales de herrería con animales y personajes de las películas usados para cosas comunes como picaportes o canillas. Todo ésto hace que cada segundo que pasas recorriendo el museo no dejes de sorprenderte, de asombrarte y que tengas constantemente esa sensación de estar en un lugar mágico del que querés disfrutar cada segundo.

Ventanal de KikiVentana a un mundo imaginario

Fuente de agua ornamentadaDetalle de herrería en el patio

Nosotros llegamos al museo cerca del mediodía y antes de que nos demos cuenta cayó la noche y con ella fue tiempo de irnos. Nos quedamos con ganas de seguir recorriendolo por horas o mejor dicho, de quedarnos a vivir ahí dentro.

Luego de una merienda en el café (que es tan perfectamente hermoso como el museo) terminamos la noche paseando por el parque lindero y en una calle que parecía ser la calle comercial central de Mitaka, tomamos un vino caliente para combatir el frío.

Ghibli Museum Café

Una merienda en el Café Ghibli

Ya en el tren de vuelta al Airbnb, seguíamos maravillados con la tarde única que pasamos. Siendo bastante fanáticos del Studio Ghibli la visita al museo fue casi lo único que planeamos con anticipación y sin dudas fue una experiencia que nos hizo muy felices y una de las mejores cosas que vivimos durante todo nuestro viaje por Japon.


Cómo comprar entradas

Para comprar las entradas del Museo Ghibli, hay que hacerlo el primer día del mes, cuatro meses antes de la fecha en que pensás viajar porque los cupos de ingreso para no japoneses son muy limitados y se ponen a la venta con esa anticipación. En nuestro caso, compramos las entradas en noviembre en cuanto se abrió el cupo para ir en febrero a través de la página de la agencia de viajes JTB, que es una de las pocas agencias habilitadas para la venta fuera de japón. La agencia tiene sucursales en distintos países de europa pero, comprando en Argentina, no todas incluían el envío. En la agencia de UK, nos salieron £12.00 cada uno (algo así como $280 pesos argentinos) + un costo extra porque nos las enviaron por correo a Buenos Aires. :)

También hay formas de comprarlas un mes antes en los Lawson de japón o por la web, pero no lo usamos así que no podemos recomendarlo. En este caso, entiendo que te dan un PDF para que luego imprimas tu entrada.

Tené en cuenta que todos los martes el museo está cerrado y muchas fechas especiales también. En la página de JTB están bien marcadas todas las fechas.

Además, una vez que compres tu entrada, vas a tener un horario asignado para ingresar (10, 12 o 14 hrs) y no podes pasarte más de media hora de la establecida. La entrada se saca con los datos del pasaporte, que tenes que presentar al ingresar al museo y es intrasferible.

El Totoro gigante

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