Viaje Terrenal

Viajar a Tokyo por primera vez 🎌

Después de esa genial escala en Ciudad de México volamos un montón de horas más, vía Pacífico hasta el aeropuerto de Narita, en Tokyo.

Como es obvio, al aterrizar nos atacó un "Y ahora que hacemos? No hablamos ni medio de Japonés, no entendemos nada, no sabemos ni a dónde tenemos que ir, no tenemos internet, ¡¿¡¿quién nos mando?!?!"

Pasado el shock inicial, la realidad es que la llegada a Tokyo fue sorprendentemente fácil. Consultamos dónde debíamos comprar los pasajes para viajar desde Narita a Shibuya (el barrio donde nos íbamos a quedar), compramos los tickets, reconocimos el tren, combinamos con otro, bajamos donde debíamos, caminamos hacia donde correspondía y llegamos maravillosamente bien. IN CRE IBLE.

Resulta que prestando un poco de atención, por más que no entiendas ni medio de los kanji (los caracteres japoneses), en Japón todo es bastante intuitivo y es muy difícil perderse. Ni hablar de la extrema generosidad, ayuda y dedicación que todos los japoneses prestan cuando uno pide ayuda, guía o ubicación.

Suponemos, además, que al tener una sociedad adulta tan longeva y siendo tantos, con una inserción de la tecnología en todos los aspectos de la vida diaria, es normal que todo esté probado para que todos lo entiendan. "Una ciudad con UX" repetíamos constantemente.

Lo primero que hicimos en Japón fue ir a jugar a los jueguitos. Claro que si! Había arcades por doquier y no pudimos resistir la tentación. Entramos a uno de los tantos que estaba cerca del departamento: Tenía 4 pisos, un piso por cada tipo de juego. Los recorrimos todos y jugamos a más de un juego en cada piso! FELICIDAD. El lugar estaba lleno (Luego nos daríamos cuenta que siempre están llenos.) Chicas, chicos, gente grande... de todo! Hasta había japos jugando con guantes para protegerse las manos!

El primer día continuó tranquilo, hasta que fuimos al Tocho. Son los edificios del MGT - Metropolitan Goverment Tower- en donde hay observatorios gratuitos en los pisos 45 de ambas torres, para ver toda la ciudad de Tokyo.

Vista desde el Tokyo Metropolitan Government Building - Viajeterrenal.com

Ahí nos pasó la primera de tantas genialidades que tuvo este viaje: Entre foto y foto, giramos la mirada y "Noooo, mirá quién está ahí!". En medio del barrio de Shijuku, en una de las ciudades más pobladas del mundo, nos encontramos con la única persona que sabíamos que estaba en Japón en el mismo momento que nosotros: Santi. Un chico argentino que estaba delante nuestro en la fila del Check in en Ezeiza y con el que estuvimos charlando. Ese día más temprano nos habíamos despedido en el aeropuerto deseándonos buen viaje. Y ahí estábamos los 3 de nuevo juntos por mera casualidad y acción del destino.

"Hey, Santi! Que hacés?" le gritamos de punta a punta del observatorio y nos abrazamos como hermanos que hace siglos no se ven. No la podíamos creer ninguno de los tres. Fue esa misma tarde cuando empezamos a notar el contraste cultural que tenemos con respecto a Japón. Mientras caminábamos por un parque cerca del Tocho nos cruzamos con un viejo canoso que a simple vista parecía tener arriba de 70 años. Al vernos frenó la corrida, se nos acercó y nos empezó a hablar en un inglés bastante trabado pero que cumplía su objetivo: Se ofreció a sacarnos una foto (se tiró el piso para que entre todo el edificio) y nos contó que estaba jubilado pero que se mantenía activo estudiando nano-tecnología en la Universidad de Tokyo, además de entrenar todos los días y correr maratones de vez en cuando.

Tokyo Metropolitan Government Building - Viajeterrenal.com

Seguimos caminando los tres sin rumbo por Shinjuku. En la esquina que nos parecía doblábamos y donde nos apetecía parábamos. Descubríamos Japón a cada paso, todo era nuevo, novedosos y genial. Caminamos por la zona céntrica y cerca de las vías encontramos una zona de pequeños restaurantes en donde después de elegir con mucho esmero, almorzamos. Era un restaurante chiquito y cálido con manajares como si fuera comida de mamá.

Shinjuku - Viajeterrenal.comP2090153

Para bajar la comida y no quedarnos durmiendo la siesta, seguimos caminando por Shinjuku. Esta vez, y ya con la panza llena, seguimos una gran avenida y descubríamos como la zona comercial se volvía cada vez más residencial, mas silecniosa, menos concurrida. Dimos una que otra vuelta y siguiendo a nuestras ganas de caminar, llegamos hasta el Jardín Nacional Shinjuku Gyoen.

El parque fue residencia de la familia Naito entre los años 1603 y 1868 durante el período Edo. En el año 1906, después de ser destruído durante la Segunda Guerra Mundial, fue reconstruído y abierto al público. La entrada sale 200 Yenes y es un oasis de paz en medio de la bulliciosa ciudad de Tokyo. Tiene casi 60 hectáreas de superficie perfectamente cuidadas que invitan a viajar en el tiempo y disfrutar de la tranquilidad Nipona.

Shinjuku - Viajeterrenal.comShinjuku - Viajeterrenal.com

Shinjuku Gyoen National Garden - Viajeterrenal.com

Shinjuku Gyoen National Garden - Viajeterrenal.comJardín Nacional Shinjuku Gyoen - Viajeterrenal.com

Cuando se hizo de noche, llegamos al Golden Gai: Una zona de 2 o 3 cuadras a la redonda atiborrada de bares minúsculos en donde no entran más de 5 personas (con suerte). Todos los bares compiten por los clientes que pasan por la calle anunciando distintas promociones y precios. Aunque en verdad, lo más importante es cuán simpático es la persona que lo atiende porque al ser espacios tan chicos, tarde o temprano terminás charlando con el bartender.

En nuestro caso, entramos a un bar en el que había 2 japoneses y 2 americanos que al poco tiempo se fueron. Pasaron otro par de japoneses y unas americanas más. Sobre el final de la noche, llegaron un japonés y una india. Birra va, birra viene... nos enteramos que ambos trabajaban en Google, que ella estaba de visita por unos días, y al contarles que todavía no habiamos ido, nos llevaron a un Karaoke.

Terminamos la noche los 5 cantando Shimauta, la version de Alfredo Casero a los gritos: "Ustedes la conocen a esta" nos dijo el japo cuando la eligió.

Golden Gai - Viajeterrenal.comShinjuku Karaoke - Viajeterrenal.com

Y así, después de más cerveza de la que esperábamos para nuestra primer noche al otro lado del mundo, fuimos corriendo a la estación de tren antes de que cierre, nos despedimos de nuestros amigos de Google que amorosamente nos invitaron todos los gastos del Karaoke y de Santi, con quien ya habíamos intercambiado facebooks y pensábamos seguir viajando.

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